Monstruo

-A ver, dígame qué fue lo que pasó.
- ¿Otra vez? Ya lo dije como cinco veces, Inspector.
-Y qué... Si lo tiene que decir otras veinte, lo hará. Así que desembuche.
-Mi mujer me pidió que saliera a...
-¿Qué saliera cuándo y a qué hora?
-Antenoche, como a las once... Me acuerdo de la hora porque el camión recolector pasa a las once y media y ella ya me había gritado como tres veces que iba a pasar y las bolsas seguían en el patio.
-Bien, siga.
-Entonces agarré las bolsas y salí, rumbo al contenedor que está frente a casa... No llegué. Había alguien vestido de color celeste, con la cabeza metida entre la basura.
-¿Usted lo veía de frente? ¿Cómo que vestido de celeste? ¿De camisa celeste? O el sujeto era femenino.
-No sé si era mujer u hombre porque en realidad me parecía que estaba disfrazado de ese monstruo celeste de las películas para chicos... No me acuerdo cómo se llama.
-Si era alguien disfrazado, ¿por qué dijo antes que quedó paralizado del susto?
-Es que el disfrazado se dio vuelta y el traje se le iluminó como si lo hubieran enchufado a la corriente, tenía un solo ojo en medio de la cara y de la boca le salía un baba verde, un verde tan brillante como el cuerpo...o el traje... o lo que fuera que vestía.
-Ajá... ¿Y qué hizo?
-Primero me quedé tieso y después volví a mi casa como si me persiguiera el diablo. Cerré la puerta y me metí en la cama.
-¿El del disfraz lo persiguió?
-¡La boca se le haga a un lado! Si me llegaba a perseguir, ¿cree que hubiera vuelto a salir de mi casa?
-¿Por qué volvió a salir?, ¿por la basura?
-No, de la basura ni me acordé... Me había acostado y tapado hasta las orejas, pero la curiosidad... la podrida curiosidad pudo conmigo... El camión no tardaría en pasar y entonces no me enteraría qué había metido ahí ese personaje extraño. Primero espié por la ventana. Como no había nadie, así en pijama como estaba, me crucé a averiguar qué había dejado el disfrazado en el contenedor.
-¿Y qué había dejado?
-No pude saberlo porque en el momento en el que me acercaba al bote, aparecieron dos patrulleros... El resto usted lo conoce mejor que yo... ¿Qué había en el contenedor? ¿Por qué me metieron preso?
-No se haga el imbécil, Usted sabe que en el contenedor estaba el cadáver de su mujer... Todavía no podemos saber qué es la sustancia verde con la que le atravesó el corazón, pero ya lo averiguarán los expertos... ¡Monstruo celeste! Hay que ver lo creativos que están los asesinos.