Sin derecho al cielo

24.07.2017

No le digas "Negro de mierda" a ese muchacho que ves ahí abajo. Es cierto que estuvo más tiempo en el reformatorio que en su casa; es cierto que no anduvo por "la buena senda"; es cierto que más de una vez robó para comprar drogas. Todo eso es cierto. Pero, ¿acaso te ocurrió que tu abuela te escondiera debajo de la cama para que no recibieras las trompadas de tu padre, a los cinco meses de edad? ¿Acaso tu madre te usó para pedir o robar cuando apenas sabías atarte los cordones de las zapatillas? ¿Acaso alguna vez lloraste de hambre, o de frío?

Ése que está ahí abajo se llama Jesús. Por esas cosas de la vida le pusieron el nombre perfecto para cargar la cruz. Ése de ahí abajo tuvo documento recién cuando cumplió los veinticuatro años. Fue la primera vez que sus tutoras lo vieron sonreír. "Voy a poder votar", repetía, mostrando sus dientes amarronados por el paco. "Tenés que portarte bien", le dijo una de las tutoras, y el respondió: "ahora soy trapito y ¿sabe qué?, veo el cielo todos los días. A las malas no vuelvo".

Sí, eso dijo: "veo el cielo todos los días". ¿Alguna vez le agradeciste a la vida por ver el cielo todos los días? Ni se te ocurrió que forma parte de las cosas que podemos agradecer, ¿verdad? Él pasó días y días sin ver el cielo. Porque estaba escondido debajo de la cama o porque su madre y el director del reformatorio lo castigaban con el encierro o porque lo metían en una celda cada vez que la policía lo apresaba, Jesús, muchas veces solo podía imaginar el cielo de su día. Ya lo estás mirando con otros ojos, ¿verdad?

Jesús es Jesús Cardozo, así figura en su documento. Él lo sabía porque se lo habían dicho, pero como su vida fue una alternancia de delitos y encierros, nunca lo vio escrito en un documento. Para los demás es "el negrito", el "trapito", el "negro de mierda", el negro drogón" o "el negro choro", según de qué lado de la vida estés en el devenir de Jesús.

En ese devenir, a Jesús se le dio por defender a una discapacitada que usurpó una casita de chapa y cartón en ese barrio que el shopping no te deja ver. Eso ya lo están diciendo en la radio. Lo que nadie dirá es que la casa usurpada estaba "en alquiler" según el reglamento de un mafioso, al que nadie toca porque él le pasa una coima "conveniente" al abogado que tiene su oficina en ese shopping, donde Jesús lavaba autos porque era "trapito", y desde donde podía ver el cielo todos los días, con su DNI en el bolsillo.

Como verás, el "negrito de mierda" ya no podrá ver el cielo: está boca abajo, con dos tiros en el pecho y un charco de sangre mezclada con el agua del balde. El mafioso se encargó de hacerle saber quién manda cuando uno tiene abogado que lo defienda.