El beso
Un mundo nace cuando dos se besan.
Octavio Paz
−Seguí derecho por ese pasillo, luego doblá a la izquierda
y nuevamente a la derecha. Al final, un buen trecho recto hasta la salida.
−¿Estás seguro? Mirá que dijeron que no podemos salir.
−Confiá en mí.
−Sí, pero...
−Si no confiás, no estás lista.
−Bueno, es que no es fácil de creer.
−Tenés razón. Antes vas a tener que pasar la prueba.
−¿La prueba? ¿Qué prueba?
−La del amor.
−¿Y eso?
−Tenés que decir "te amo".
−Me estás cargando.
−¿Te parece que es momento para bromas?
−Bueno, es que me salís con eso.
−No es complicado, ¿o sí?
−Nunca dije "te amo". Siempre digo "te quiero"; pero, te amo...
−¿Nunca te enamoraste?
−Sí, claro. Pero siempre dije "te quiero", o "te quiero mucho".
−Estás en problemas entonces.
−Es que me da vergüenza.
−¡Vergüenza! Vergüenza es odiar. Pero si no te nace de corazón, no pasás la prueba.
−¿No puedo decir te quiero?
−No es lo mismo.
−Pero cuando amo profundamente me expreso con un "te quiero" muy sincero.
−Pucha que sos complicada. Hacé la prueba.
−Qué caprichoso. Bueno, ahí va: te amo.
−No alcanza. Tiene que ser desde el alma.
−Te amo.
−Gritalo
−¡Te amo!
−Hmmm... No me convencés.
−¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amoooooo!
−¡Bien, bien, bien! ¿Viste que no era difícil?
−Es cierto.
−Ya estás lista. Si en el pasillo final escuchás expresiones como "je t´aime; eu te amo; ich liebe dich; sa ran je io; ro hayhú; ti amo; t´estimo; s´agapó", es porque tu "te amo" llego a los corazones de muchos... Ah, no te olvides de reclamar tu regalo a la salida.
−¿Regalo? ¿Qué regalo?
−Una caja de besos bien desinfectados.